viernes, 10 de enero de 2014

Historias sobre humos congelados







Cuando las palabras mueren. Venimos matando palabras. Ideas. Empezaré a nacer escribiendo que las palabras fueron consumidas hace tiempo, antaño palabra te busco. ¿Tendré que pensar que es el final? Los finales abiertos me ponen incomoda. No sé si escribir es lo que debería hacer. Escuchar historias me parece entretenido, imaginarlas. Pero no puedo escribir las historias que pienso, escucho, siento, imagino, huelo, deseo, aspiro, pierdo. Como vagabundas las historias van y vienen de mi mente. ¡Qué sería mi vida sin ellas! Mi mente inunda de historias, gente que se conoce, hombres que se besan, madres que mueren, guerreros que pierden el coraje, comandantes sin tabaco, el aliento a whisky de un anciano, bombachas que se pierden en sábanas, un vendedor de historietas que decide prender fuego viñetas, una soñadora que quien encontrar palabras para escribir, una historia sin personajes, amores perros, alguien pasando su lengua por una cacheta con LSD derramado, etc.

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